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Impresentable Monumental

  • Iván Andrés Valdés
  • 20 oct 2016
  • 3 Min. de lectura

Pasa el tiempo y la herida para Pezzotta parece que nunca cerró, cuando River en poco más de 1943 días le dio la vuelta al mundo desde aquel 26 de junio hasta la actualidad. Volver a hablar de un ‘’plan’’ para salvarnos del descenso es tan utópico y más nefasto es escapar a su mala actuación ‘’con una supuesta carga’’ que le asigno el ex presidente de AFA, previo al partido contra Belgrano. Aunque seguramente para los organismos como el gobierno iba a ser una pérdida grande ver a River fuera del torneo de primera. También para AFA debido a que encarar un torneo de primera sin uno de los grandes seguramente fue un nuevo desafío.

A pesar de tanta palabra que dio vuelta, River se empujó y lo empujaron para que termine en el pozo donde terminó. Hubo responsabilidades directos en las gestiones de Aguilar y Passarella, como también algunos fallos que dieron que hablar, sobre todo cuando el Club comenzaba a mirar mucho la tabla de promedios y las últimas fechas del torneo, donde luego de aquel escandaloso Superclásico donde Loustau no cobró una serie de faltas más que claras, River comenzó una debacle que no paró hasta la pérdida de la serie de la promoción.

Hablar de un dolor y prácticamente un ‘’trauma’’ después de aquel partido en el Monumental es algo tan ilógico, sobre todo después aquel penal de Pérez contra Carusso que fue visto desde todas partes del mundo, pero menos desde su percepción. El es el mismo árbitro que tuvo el mismo problema años siguientes al no cobrar un mismo penal para Quilmes, cuando también atravesaba la misma situación.

Si AFA hubiera querido salvar a River y seguramente lo hubiera hecho, más allá de lo que quiera o no Grondona, pero eso estaba más allá de su alcance porque el Club se estaba desmoronando, no sólo desde el fútbol, también a nivel institucional y también desde lo económico. En aquel tiempo, el ‘’Millo’’ era un barco que ya tenía miles de huecos con fugas de deudas y perdidas de dinero que ya alcazaba números rojos. Inclusive se hablaba de una posible quiebra, porque en aquel momento era el único equipo de primera que tenía la mayor deuda, pero no sólo con sus deudores propios, también desde la misma AFA.

Analizar sobre los deseos de la entonces ex Presidenta Cristina Fernández, es algo más que imposible poder saberlo. Quizás si uno se pone a pensar, los derechos en aquel momento iban a caer sobre un grupo de medios que tuvo una clara diferencia de ideas y por ahí pudo haber esa ‘’intención’’ de su parte. Pero ojo que esto último lo veo según mi imaginación, sin tener nada certero.

Los aprietes Marconi y Pezzotta vuelven a confirmar, los tenían que haber denunciado tiempo atrás, cuando ambas personas estaban en el poder y en plena función de su desempeño. Decirlo ahora es más que ilógico porque una persona no se puede defender y la otra está alejada de los medios desde su partida del sillón presidencial.

Las lagrimas del actual o ex árbitro, la verdad no me importa su situación me parecen tan falsas como las declaraciones del actual presidente del SADRA. El no fue un responsable directo del descenso como lo dije en párrafos anteriores, pero lo que pasó en el área del arco de Figueroa Alcorta a los 25’ del primer tiempo fue tan escandaloso, que ni si quiera se le pudo poner nombre. También esas declaraciones vienen de un profesional que recibió denuncia una de soborno y sus arbitrajes comenzaron a devaluarse luego muchas fallas arbitrales que dejaron mucho que desear.

A River no lo ayudaron en aquella campaña, lo empujaron y se auto empujó por todo lo que mencioné anteriormente. Pezzotta tendrá una cruz que nunca se podrá quitar de encima, sus declaraciones nunca serán limpias porque el también fue participe de todo lo que pasó después, en una menor proporción pero seguro, al igual que el resto de sus compañeros que quedaron en evidencia sobre sus actuaciones frente al Millo.

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