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River vs Boca: una final que vuelve después de 15.058 días

  • Iván Andrés Valdés
  • 13 mar 2018
  • 5 Min. de lectura

Los ‘’Millonarios’’ y ‘’Xeneizes’’ se volverán a cruzar en un nuevo capítulo de la historia grande de nuestro fútbol argentino. Ahora Mendoza es el lugar señalado, quizás sea un lugar atípico pero que se vivirá con la misma pasión como si el escenario principal fuera en el Monumental o la Bombonera. Un país se mantendrá a la expectativa de dos equipos que intentarán dar lo mejor de sí para ganar esta Súpercopa Argentina. A su alrededor no habrá público neutral porque todos ellos apostarán a una de las dos instituciones como favoritas.

Pero a diferencia de nosotros o de ambos hinchas, no lo vivirán de la misma manera, con las esas lindas pulsaciones que no se sienten aunque estén presentes y más fuertes que nunca. Las cábalas tendrán asistencia perfecta para aquellos que creen en la suerte, la propia rutina cambiará un miércoles, día en mitad de semana, para estar en el mismo estadio Malvinas Argentinas o del otro lado del televisor y la radio, tanto aquí como en algún rincón lejano de este mundo.

Pasaron 42 años para que un nuevo capítulo de esta competencia vuelva a tener vida, aunque la misma esté vigente desde el 2012 en su nuevo formato. Gallardo intentará que esta nueva final, por dicho certamen, sea la vencida para gritar campeón ya que viene de caer ante Huracán en 2015 y ante Lanús a principios del 2017. Guillermo buscará rescatar una nueva estrella que también se le negó en dos oportunidades tanto en 2012 como 2014. Para alguien la famosa frase ‘’la tercera es la vencida’’ le dará la razón y para otro no tendrá la misma validez.

Quizás este título, como dijeron muchos, no tiene tanta trascendencia por lo que representa aunque la rivalidad histórica entre ambos equipos la hizo revalorizar. Son dos instituciones que jugarán más por su pasado y su rivalidad, desde lo deportivo, que por lo que representa este título. El clima se calentó más de la cuenta en varias oportunidades que, inclusive, se llegó a hablar de la posibilidad de cambiar el día, por el ambiente que se generó por las dos veredas tanto por las figuras de ambas instituciones o de los propios hinchas.

River llega a este partido con una baja futbolística importante que lo llevó a parar en el puesto 18 de la tabla de posiciones, lejos del panorama que desearía tener. Con un último resultado que el propio entrenador reconoció que fue por casualidad y no tanto por el mérito de sus dirigidos. Con individualidades que no se muestran como en compromisos anteriores, pero con una realidad cierta: los superclásicos son partidos distintos, que no importa cómo llega el rival porque allí la realidad termina siendo distinta.

Boca viene de otra realidad: puntero del campeonato, con algunos problemas en su juego pero que no impide seguir sacando buenos resultados. El público futbolero apuesta más a los dirigidos por el Barros Schelotto, aunque muchas de sus propias figuras se tomen cautela a la hora de hablar de este compromiso. Quizás en este lado de la vereda, hubo críticas muy contundentes sobre la veracidad de dicho compromiso que se jugará mañana por ciertas situaciones que fueron ocurriendo en los últimos meses.

Este partido es la oportunidad de poder revertir la imagen que dejó el último superclásico con gran trascendencia, el del año 2015, por Copa Libertadores en la Bombonera. Aquel compromiso que, por obligación, debería terminar con un ganador en aquella noche pero que sin embargo la violencia e irresponsabilidad de muchos inadaptados y de los encargados de brindar seguridad terminaron brillando por su ausencia. Definitivamente ese suceso terminó marcando un punto que se replicó en todas partes del mundo e inició una guerra fría que, hasta hoy en día, persiste.

Todo el público mirará a Mendoza a partir de mañana, aunque dicho lugar ya se encuentra en plena revolución por parte de ambas parcialidades que llegaron desde el fin de semana. Muchos de ellos, o en su gran mayoría, para buscar su entrada y para hacer la vigilia del partido del semestre. Esto último sería así en caso de no existir un futuro cruce copero si ambos equipos logran acceder a la fase de eliminación directa, pero para eso tendremos que esperar hasta mitad del semestre, aunque a corto plazo: es el compromiso más importante.

El fútbol vuelve a dividir dos bandos distintos: el River de Gallardo que cuenta con un Armani que vino para asegurar el arco más grande del mundo, Mora y su empuje que genera después de su vuelta a las canchas, junto con los dos caudillos que tienen nuestro equipo: Maidana y Ponzio. Siempre el historial por eliminaciones directas avalan: el ‘’Millo’’ siempre triunfó en momentos culmines, inclusive cuando teníamos al mejor equipo y estaba en una debacle futbolística.

El otro lado de la calle está Boca, con algunos errores pero con pisadas firmes en sus últimos partidos y más en el último que sacó chapa para decir a ‘’este partido llego más que bien’’. Guillermo supo cómo triunfar en el Monumental en dos oportunidades, en las mismas por saber golpear en el momento justo para no dar reacción a una respuesta nuestra. Pero que sin dudas hoy está para darle un golpe más a su rival o para recibir el cachetazo que sirva para intentar revindicar el juego que ‘’Napoleón’’ está buscando desde finales del año pasado.

Las palabras sobran y más porque en la meza estarán presentes dos equipos, detrás de ellos su historia, sus jugadores que brillaron, pero lo más importante: el apoyo de sus hinchas, los auténticos. El partido muchos lo vaticinan con un desarrollo cerrado y que el ganador, el que podrá inclinar la balanza para su lado, será aquel que tenga más claridad en los últimos metros o encuentre la jugada para empezar a soltarse, obligando al otro a salir de su esquema. ¿Quién estará alrededor de todo esto? Los ojos de todo el país y del mundo que estarán neutrales ante un nuevo espectáculo que brindará nuestro fútbol argentino.

La fiesta tiene que ser a lo grande y a pesar de ser una final, no tienen que ser un final para el que salga con la derrota, porque si ambos llegaron hasta esta instancia es porque hicieron los méritos necesarios para hacerlo. Por la imagen grande del fútbol la construyen todos: empezando por los jugadores, cuerpo técnico y los dirigentes como figuras responsables. Después nosotros, el público común que demostramos porque este tipo de partidos se ubica entre los más importantes y en muchos medios por encima de un Barcelona-Real Madrid.

Ojalá que nuestro equipo pueda encontrar el rumbo, quizás es el partido que tanto Gallardo estaba vaticinando para volver a encontrarse con el famoso River. Son los 90 minutos para que Enzo Pérez vuelva a mostrar su categoría, Martinez Quarta vuelva a tener firmeza en la defensa junto con Maidana y para que el delantero que le toque estar en el once inicial pueda tener conexión con el medio campo para preocuparse de una sola cosa: tener en la mira el arco de Rossi, el arquero del ‘’Xeneize’’.

River y Boca se volverán a cruzar, las aguas del Río de La Plata y el Riachuelo podrán cruzarse, pero ambos equipos no podrán mezclarse por su camiseta y su historia totalmente diferente que los llevaron a convertirse en los equipos más populares de Argentina. Que estos 90 minutos estén a la altura de la previa que, como dije varios párrafos atrás, se vive desde diciembre. Ojalá que el clima tenso que se vivió en estos malos días puedan bajarse y la fiesta sea más grande, porque no todos pueden decir: en mi país tenemos un espectáculo como este.

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