Olvidar para volver a festejar
- Iván Andrés Valdés
- 24 ene 2019
- 4 Min. de lectura
Después de toda noticia, logro o catástrofe, lo primero que se hace es ver el impacto que generó en el epicentro y como se reparará luego de ello. La final de la Copa Libertadores vivida en el estadio Santiago Bernabéu deja un análisis profundo para River y Boca, quizás desde distintas perspectivas pero con una misma pregunta. La misma se sería cómo se van a recomponer luego de todo lo ocurrido, el equipo de Gallardo luego de obtener la gloria máxima, mientras que el rival de la otra vereda para poder reconstruirse de una de las derrotas más dolorosas de su historia.

El ‘’Millonario’’ empezó a dar señales desde antes del 2019, el ejemplo más claro fue la eliminación sorpresiva contra Al Ain por la semifinal del Mundial de Clubes. Allí se pudo ver a un equipo desdibujado, con errores que marcaron la diferencia a favor del equipo anfitrión y que claramente nuestros jugadores no estaban en la misma sintonía, generando así el resultado final. Quizás el factor más importante fue la posibilidad de poder recuperarse de los goles que el rival convirtió, la cabeza tuvo un desgaste luego de prácticamente más de un mes que duró la serie.
Ya en nuevo año, todo lo ganado quedará para siempre en la memoria de todos los hinchas, como mencionó Gallardo en aquel discurso del 23 de diciembre en el Monumental. Ahora se viene el año más complicado de su ciclo, porque todo entrenador quizás hubiera dado un paso al costado luego de haber conseguido un logro de esta magnitud. Pero él quiso seguir, aunque en su mente estuvo la posibilidad de ver estaba con las energías necesarias para seguir escribiendo la historia en River.
El primer paso para la reconstrucción es tratar de mantener el equipo estable luego de la salida de grandes pilares del equipo. Gonzalo Martínez, quizás el más importante en los últimos meses dentro de la estructura dentro de la cancha, un jugador que le dio cambio de ritmo y que fue un emblema en el ultimo semestre. Jonatan Maidana, pilar dentro de la defensa con ocho años y medio dentro de la institución, su pérdida deja un hueco en la zona defensiva. Por último a Rodrigo Mora, un nombre menos para una delantera que hasta hace algunas horas era un poco deshabitada por los pocos nombres.
En alguna entrevista Gallardo anticipó que el rendimiento de nuestro equipo podía atravesar por este bache: primero porque la pretemporada no fue la más indicada por la falta de días para descansar. Segundo por el desgaste que mencioné anteriormente con todo lo que generó la final ante Boca, la suspensión, la incógnita de que podía pasar luego de no jugarse un partido y llevar los últimos 90 minutos hasta España. Estos dos partidos por la Súperliga comenzaron a demostrar que el entrenador no estaba tan equivocado.
Es así, River entró en una transición con un funcionamiento colectivo de aquellos partidos que se jugaban en el verano de Mar de Plata con los famosos torneos amistosos. Imprecisiones, falta de ritmo en el juego ante rivales que con poco pudieron sacar tres puntos de los partidos que deben por la Súperliga. Esto dejó al club más alejado de la cuenta por la lucha y ahora sólo queda sumar para no quedar tan atrás en la tabla de posiciones, no es una despedida pero la realidad es que hay una brecha de 17 puntos a poco más de 11 fechas por jugar.
El nuevo equipo apuesta con el protagonismo de Quintero en la elaboración de juego, pero a ese aspecto positivo se le suman los bajos rendimientos de Fernández y Palacios para colaborar en el ataque. En la defensa queda vacante el lugar de Maidana, espacio que ocuparon Martínez Quarta y Sibille, pero ambos con bajos rendimientos, errores en los momentos que les tocó intervenir. Claramente se nota la ausencia de Leo Ponzio que es el jugador que más necesita prepararse para este semestre y que todavía no pudo tener minutos en todos los partidos que jugaron, sacando uno informal que hicieron durante la semana.
Como dijo Gallardo: es un momento extraño porque el equipo muestra grandes errores en estos dos partidos, las energías no son las suficientes con los mejores nombres, pero la gente no para de agradecer el logro obtenido en España. Una combinación de cosas hicieron que el inicio no sea el mejor y ahora puede que empiece a entrar en juego la rotación del equipo con aquellos nombres que puedan tener menos impacto después de todo lo que ocurrió. ¿Se vendrá un equipo alternativo o sólo cambiarán algunos nombres dentro de una base? Eso podremos verlo este domingo en el compromiso ante Patronato, ya con la vuelta del torneo local.
Este semestre se vendrá la reconstrucción más importante de la era Gallardo, refundar un equipo formado y tratar de dejar de lado lo obtenido. La duración de esta transición dependerá cómo terminemos en la Súperliga y en un grupo complicado de la Copa Libertadores, ante dos equipos de Brasil como rivales dentro del grupo. Para seguir escribiendo la historia, hay que olvidar lo que pasó, aunque estará siempre escrito en los mejores libros.
Para que River siga siendo River, hasta que empezar de nuevo. Los jugadores están, solo basta poner en funcionamiento el equipo y eso dependerá del líder de este grupo, nada más y nada menos que Gallardo.


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