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La convicción de creer

  • Iván Andrés Valdés
  • 14 ene 2021
  • 5 Min. de lectura

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Imagen: Marcelo Endelli.

River estuvo a nada de volver a escribir una noche histórica en la Libertadores, como aquellas en el Mineirao o en Porto Alegre. Lo que era prácticamente imposible con el resultado ante Palmeiras en el encuentro de ida en Avellaneda, cada vez esa imagen se fue revirtiendo con el correr de los minutos, aunque no fue suficiente. El equipo de Gallardo mostró la chapa ante un rival que dejó a la vista todos los temores posibles, al punto que se lo calificó como un mal finalista de la competencia por sus merecimientos en el encuentro del miércoles.

A los pocos minutos de finalizar el partido en Buenos Aires, con la sangre caliente por un resultado que no era el esperado, Gallardo nos habló de buscar una noche épica. Quizás en aquel momento sonó como una frase imposible porque nuestro plantel generaba mucho pero no concretaba y después lo pagaba caro, algo que pasó contra Independiente, Boca y el propio ‘’Verdao’’. Sin embargo, la palabra ‘’épica’’ se sentía como algo posible, no por el rendimiento sino porque Marcelo lo decía con mucha tranquilidad con el correr de los días.

Es probable que el ‘’Millonario’’ haya jugado su mejor partido en Brasil, no sé si de toda su historia internacional pero seguramente estará en el podio, aunque la famosa frutilla del postre no estuvo. Aunque haya pasado desapercibido, el propio entrenador de Palmeiras anticipaba en conferencia de prensa tras la victoria de visitante. Mencionó que si ellos pudieron convertir esa cantidad de goles, River también podría hacerlo en Brasil y que la serie no estaba cerrada, aunque convertir de local les daría un poco más de calma.


¿Habrá sido el mejor partido en Brasil?

En los 104 minutos de partido el equipo tomó una iniciativa, propia de ir a buscar el resultado, además logró reducir al rival a la incertidumbre, el temor y sobre todo de los nervios que se veían a simple vista después del gol de Santos Borré. Armani se reivindicó con una atajada ante Rony cuando el encuentro estaba cero a cero y no tuvo muchas otras intervenciones porque Palmeiras decidió por esperar más de la cuenta, haciendo un planteo más pasivo que en Buenos Aires. Esas fueron las claves para sufrir prácticamente 70 minutos desde la apertura del marcador con Robert Rojas.

La cabeza también jugó un papel importante debido a que gran parte de los jugadores habrán tomado nota, de lo dicho por Gallardo, tras el partido contra Independiente. Les recomendó digerir la bronca lo más rápido posible y desde el domingo empezar a pensar en lo que sería la vuelta en San Pablo. River no entró en la desesperación a pesar que los minutos se iban consumiendo y sólo faltaba un gol para estirar la serie hasta los penales, gran parte de los deberes estaban finalizados.

¿Por qué la temporada terminó de esta forma?

Gallardo dijo en conferencia de prensa antes de viajar a Brasil, que se dieron una serie de equivocaciones en momentos que no eran los ideales, sobre todo porque se terminan pagando caro en instancias decisivas. Incluso con varios desaciertos, propios y colectivos a nivel equipo, se dio la posibilidad no sólo de empardar los errores, también con la chance de superarlos para seguir adelante. La fortaleza grupal nunca desapareció, no estuvo en su mejor momento, incluso con varias figuras que no estaban mostrando el 100% de su rendimiento pero que sirvió para llegar al lugar en donde estamos.

Lo de ayer fue para cerrar con un punto y aparte, con el correr de las horas comenzará a definirse como será la vida de River a partir del 20 de enero. La conformación de un nuevo grupo, tapar algunas perdidas sensibles, empezar a darles más protagonismo a juveniles que vienen pidiendo pista, como Federico Girotti, Lucas Beltrán y toda la camada de chicos que tuvieron algunos minutos en cancha. Incluso esperar la decisión de nuestro propio entrenador que tiene estos momentos de descanso para pensar si va a seguir o no, quizás sean esos días que no queremos que llegue porque lo queremos de por vida.


Creer y nada más

Algo me llamó la atención de la conferencia de Gallardo y es lo que distingue de los últimos entrenadores en varias décadas en River, a excepción de Ramón Díaz que también atravesó por ciclos exitosos. La convicción, decir las cosas por estar convencido, saber que puede ser así y no una frase para ‘’tribunear’’ o crear falsas expectativas que después se destruyen en la cancha. Sobre todo en momentos críticos a nivel internacional, cuando todo parece complicado, siempre sus palabras muestran una pequeña luz al final del camino.

Hoy en el fútbol, el trabajo táctico, la tecnología y toda la parte física termina siendo una parte que sirve para construir un equipo exitoso o con varios logros. En este ciclo se notó algo más, ese factor que muchas veces está vigente a pesar del recambio de nombres, esquemas tácticos y los años no van llegando sólo. Justamente es esta convicción, el saber que se puede llegar a un objetivo cuando hay momentos bajos a nivel grupal o malas noches, tener esa confianza, sabiendo que se puede llegar a una meta aunque haya palos en el camino.

Nuestro equipo no logró su objetivo principal, no se trata de la famosa ‘’derrota digna’’ porque lo que vimos en Brasil fue muchísimo más que algo digno. Quizás haya sido el plantel sin un trofeo porque, por rendimientos, demostró mucho más que los otros semifinalistas, pero terminó pagando caro los errores que se cometieron en Buenos Aires. Desaciertos que pueden ocurrir y que podemos seguir lamentándonos, pero demostró que hay que seguir creyendo en un proyecto.

Un plan con Gallardo y todo su equipo a la cabeza, que son los únicos inamovibles en todo este ciclo. Pero esto debe estar acompañado por una renovación o algunas incorporaciones que pueda estar a la altura de las circunstancias porque lo que vivimos ahora es una época de éxito. Un periodo que, en caso de quedarse, entrará en su último año de vigencia porque el contrato de Marcelo tiene fecha límite en diciembre del 2021.

La convicción que implanta nuestro entrenador desde 2014 es la base de todo lo que viene después y lo que más se valora, aunque ya no sorprenda, fue el hecho de no dar por perdido todo. Sobre todo en otras épocas, con un resultado puesto en el partido de ida, lo más probable en la otra parte de la serie haya salido un equipo para ir a cumplir ya que se lo vería como algo imposible de revertir. En este proceso aprendimos a creer, sobre todo con el famoso ‘’chip’’ copero que nos mostró a un River que impuso e impone respeto.

Este equipo tiene una base. Todo lo demás tiene que estar en sintonía para que esto siga funcionando y que los hinchas nos sigamos mal acostumbrando al menos por 12 meses más en este ciclo, pero no sólo por los éxitos. También por las derrotas forman parte de este ciclo porque nos hace aprender para después volver a las grandes victorias de las que fuimos testigos en estos seis años y medio.

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